Desde que nació he tenido la sensación de ir llenando de luz los ojos de mi hija. En septiembre cumplió los once, descubrió la herramienta y ha empezado a usarla con el entusiasmo de lo nuevo. いいえ私はesperaba que elprimer alumbrado iba a ser yo y cada día me descubre otro dedefo. «Tus virtudes», me dice cuando le pido justa コレスポンデンシア, «me las sé desde pequeña». Y así hemos entrado a la adolescencia. いいえ、台座はありません。台座はありません。 Examina cada pieza, a veces con asombro, a veces con piedad. Luego me pone la nota y reímos mucho pero es una forma distinta de reírme con mi hija: está ya completamente al cargo de decidir de qué se ríe. 簡単です。 論理的です。 不可逆です。 ヤ・ソモス・ドス。 Nunca más uno. Yo solía decirle que si no fuera mi hija me caería igualmente muy bien y que fuera verdad nos está sirviendo de mucho. Y aunque por lo visto uno de mis mayores defeos es que vuelvo una y otra vez sobre asuntos que ella hace rato que ha dado por comprendidos, que la conversación permerte haya sido siempre nuestro principal modo de relacionarnos, facilita ahora que lo difícil pueda ser dicho 、debatido y pactado。 Que haya asistido a casi todas las cenas con mis amigos no significa que no adapte algunos de los gestos o palabras de sus amigas, pero todo hace promedio, cada cosa y cada persona tiene su prestigio y su jerarquía, y cuando al final del día hace再開、重要な区別。 Si tuviera que empezar ahora a educar a mi hija sería ya muy tarde. Empecé en el Hospital pidiéndole a la enfermera que me enseñara a cambiar los pañales y fui el padre que más pañales ha cambiado de España. ロス バニョス、ロス パセオス、ロス メディコス、ロス パルケ デ アトラシオーネ、ラス エントラダス y サリダス デル コレジオ、ロス ヴィアヘス。 Y sobre todo las conversaciones camino de los grandes restaurantes. Así forjé el vínculo por el que ahora todo flye aunque ya somos dos. Educamos -o no educamos- muy temprano y lo que digo ahora no importaría nada si no lo hubiera dicho mucho antes. Si hubiera tratado de esconderle mis defeos, la deconstrucción habría sido devastadora y sin piedad ninguna. En las primeras semanas de cambio de colegio, que le costaron por la añoranza de sus antiguas amiguitas, mi mujer me dijo a modo de reproche que Maria no me contaba lo mal que en verdad se sentía porque no quería decepcionarme. Algunas mujeres son demasiado débiles para entender el silencio en el esfuerzo y la superación, y que la contención es una forma de confianza y respeto a la decisión del padre. Sólo los padres que hemos hecho algo bien tenemos hijas que no quieren decepcionarnos y es el sentimiento más seguro y Noble que puede guiar a una adolescente. Lo que mi hija aún no sabe, pero entenderá cuando en su implacable deconstrucción llegue a mi ultima pieza, es que el mayor pánico es el que yo cada día siento por si estoy a la altura del inmerecido gran premio de ser su padre.
