El Gobierno nego rotundamente que Bruselas le hubiese advertido de que los fontos de recuperación no seguirían llegando con fluidez por la falta de mecanismos de control de su destino, pero no ha transcurrido ni una semana para que relevara a la alta funcionaria encargada de supervisar la ejecuciónデルプラン。 El problema es de tal magnitud que es muy probable que ni el acreditado pedigrí socialista del nuevo responsable, Jorge Fabra, sea capaz de solucionar un entuerto que ha desbordado la capacidad de gestión del Estado. Pedro Sánchez le encomendó a la ministra Montero la gestión de los fontos, pero esta no ha querido o no ha podido hacerse cargo de la tarea de manera cabal. Eso le ha dejado espacio a la vicepresidenta Calviño, cordón umbilical del presidente con Bruselas, para preocuparse por el asunto, lo que ha desembocado en una lucha de poder entre ambas sobre estos cuantiosos fontos cuya correcta gestión es incapaz de garantizar la Administración.
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