エルヒエロ。 El que se desprende de las zonas árticas, el que pintan los indepes de amarillo por los minimos glaciares del Aneto. El hielo, que no queda ya en esta España que es un Sahel donde la sarna con gusto ya empieza a no picar. Quedarse sin hielo, mal domir, beber el calducho del agua Municipal son los ejemplos de que nos vamos, irremediablemente, hacia la perdición o donde picó el pavo. Nadie dirá nada del hielo conrobustez intelectual, sepondrá de ejemplo a Italia donde el hielo, como tal, no forma parte de la Dieta del ocio. Saldrán consejos caseros para paliar la calor, y tú y yo sabremos que nos quieren sin hielo, revoltosos, porque pensar en el hielo es no pensar en otras cosas. La muerte del ocio de los cubitos, la desaparición de esas bolsas de hielos con nombres cachondos o Regionales, no es una serpiente de verano, sino un clamor del pueblo llano al que le van quitando uno de los escasos placeres. Tendríamos que haber hecho acopio en Filomena, a su pesar, de esa nieve que vino a ‘desmochar’ los arboles, los pocos arboles que nos quedan en la Meseta y que están ahí, recordando que el cambio climático es un ciclo y no una bobería de la niña Greta, a la que quieren pintar de Mandela para tampoco hacerle mucho caso. Es lo que tienen los símbolos tempranos y sin mucho mensaje. De ellos, hace unos años, fuimos bien servidos cuando desde Operación Triunfo querían cambiar el mundo con el sobaco frondoso. Ir a por el hielo, abrir el congelador de la gasera, pasaban por ser los lujos minimos de los niños pobres. Y así lo vamos recordando en esta España que arde por decreto y por sus cuatro esquinas. El hielo, al que un poeta antequerano atribuía las cualidades de la resaca, quedará como el símbolo de aquellos tiempos en que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Y serán estos tiempos en los que el hielo y su carencia y las noches abrasadoras confirmarán que, efectivamente, es España un país populista, bolivariano, con gorilas intelectuales. Y la buena gente, a por su agua bajo el sol. Este sol inclemente que nos mata.
