エル エレガンテ カルロス 3 世 (qué chaqué) se molestó por una bandeja de plumas y un tintero. ラ・メサ・テニア・ディメンジョンズ・デ・ピューピター。 Hay dos escenas. En una está sentado con unos folios gigantes. Cómo no le iban a estorbar. Antes había movido el enorme tintero. En otra escena está de pie con unos folios de tamaño normal y está pidiendo con gestos que se lleven el tintero. Las dos veces hace gestos feos. Pero ni que fuera el príncipe Don Carlos tirando por la ventana a un paje. Quizá haya nacido la imagen definitiva de Carlos III. Como el día que Gerald Ford perdió el equilibrio y se cayó por la escalerilla de unavión. Chevy Chase は「サタデー ナイト ライブ」で見たものです。 Hay un malentendido con la perfección del protocolo británico. David Cannadine en su texto de ‘La invención de la tradición’, de Eric Hobsbawm y Terence Ranger. «エル・セレモニアル・ケ・タン・マル・セ・レプレババ・セ・ハ・コンバート・アホラ・エン・ウン・エスペクタキュロ・タン・ビエン・エセニフィカド・ケ・ロス・ブリタニコス・ハン・シド・カパセス・デ・コンベンサーセ儀式のポルケ siempre ハ sido así…». Y quien dice los británicos, dice los españoles. はい、アルゴ バスタンテ レシェンテ。 Cuanto menos poder han ido teniendo los monarcas ingleses, más pompa y representación. En 1817, durante el葬式 de la princesa Carlota, los responsables de las pompas fúnebres estaban borrachos. ジョルジェ 4 世の戴冠式で、ウェストミン スター ホールでプロのルチャドーレと対決しました。 Eso además de que Jorge IV «parecía más un elefante que un ser humano». De su葬式, en ‘The Times’: «Nunca habíamos visto un conjunto de personas tan grosero, ordinario y mal dirigido». Y la Coronación de la reina Victoria fue improvisada. Pero en 1887 su Golden Jubilee fue de una solemnidad que no se había visto. エドゥアルド 7 世の葬式と冠婚葬祭、エドゥアルド 7 世の葬式、エスタドとカサ レアルの専門家による葬儀。 El gran artífice delritual real fue Reginald Brett, vizconde de Esher. También Elgar con su music de ceremonia. En el siglo XX, los葬式 de las reinas viudas Alejandra (1925) y María (1953) fueron un acontecimiento real inventado, como había pasado en 1922 con la boda de la princesa María, al sacarla Jorge V de Windsor (abadía de Westminster y procesión ポル Londres)。 El escritor Walter Bageot (1826-1877) hizo esta predicción: «Cuanto más democráticos seamos, más apreciaremos la gala y la exhibición, que siempre han complacido al vulgo». Esto es como ‘La escopeta nacional’, cuando el marqués está en la cama fingiendo que agoniza: «Que vengan todos… que venga el servicio que estas cosas les gustan mucho… que vengan todos que tengo que perdonarlos… ».